domingo, 15 de febrero de 2009

Edinburgh XV



Se fue a casa, cansada; muy cansada. Pero la alegría y la emoción de los nuevos proyectos a desarrollar, y el afable y cálido recibimiento de sus compañeros hizo que se olvidase de su agotamiento. Ellos se prepararon para salir. Enfundaron las cartucheras con sendos vodkas y cervezas...todo al mismo tiempo, como los hombres verdaderos que ellos creían ser. Teenagers con espíritu de gentlemen. Tras unas risas, q hicieron la casa aún más cálida, aún más llena de vida, ella empezó a volar hacia un gélido lugar. Pensó que quizás debería haber cogido la chaqueta, pero en ese momento no la encontraba. Alguien pasó por su lado y le ofreció la suya. Una chaqueta de punto con unos payasos en los bolsillos. Miró para ver quién era, y de repente se encontró en un escenario de una sala de fiestas y el chico le estaba dedicando una canción. -Ven, Ven, Ven!!!- gritaba, mientras aporreaba el tambor. Pero dejó de oir y lo único que notó fue el latir de las sienes a ritmos muy acelerados. Que cansada estoy pensó, dónde estoy?- se preguntaba. No veía nada, sin embargo no estaba ni asustada ni tenía miedo. Se sentía como arropada entre mil cisnes. Quizá esté volando, pero no se quiso incorporar para comprobarlo.
El sol apareció lentamente tocándole suavemente la cara, lo que hizo que despertase. Le susurró al oído: deberías levantarte, es muy tarde-
-Cómo de tarde ? - le replicó... -Bueno nunca es tarde si cambias las cosas...
Miró el reloj y se encontró sola, con toda la cama empapada, y el reloj marcaba las 6 de la tarde.
Buenos días...

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